El castigo económico en las matrículas de asignaturas suspendidas, que las comunidades aplican de forma enormemente dispar y sin criterio aparente, perjudica a los estudiantes con rentas bajas. A Silvia Martínez se le está enredando la universidad por momentos. Esta estudiante de Farmacia suspendió dos asignaturas el curso pasado, lo que ha desencadenado un efecto cascada que, teme, acabe prolongando sus estudios más de lo que le gustaría. Y no por motivos académicos. Por dinero.
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