2020 nos ha empobrecido y Hacienda sabe que lo va a notar en nuestras próximas declaraciones. Por eso, ha acelerado otros mecanismos de recaudación. La Agencia Tributaria pide datos. Se los pide a cientos de miles de contribuyentes, hayan cometido infracciones o no. Las excusas son variadas. Esas cartas masivas de la Agencia Tributaria, simbólicamente cubiertas de una cortinilla negra, son armas con las que sembrar el miedo. Son bombardeos en alfombra realizados a colectivos enteros, y no ataques selectivos sobre el corazón del fraude.
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