A principios de agosto, Pablo González fue sacado de una prisión en Polonia y trasladado a Moscú en un avión que transportaba agentes encubiertos rusos, piratas informáticos y un sicario del servicio de inteligencia FSB. “Tuve mis primeras sospechas en 2019. Simplemente me di cuenta”, me dice Zhanna Nemtsova, en la primera entrevista que concede sobre el hombre que la espiaba. Ambos se conocieron en 2016 en un evento relacionado con la investigacion del asesinato de su padre (Boris Nemtsov).
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