El caso se remonta a 2018 cuando el acusado colgó en su perfil de Facebook una fotografía de las víctimas bajo la palabra wanted (buscado) y sus datos personales. Según la jueza no queda acreditado que él sea el autor y, añade, que a pesar de ser "de mal gusto" no se ha demostrado que las intenciones del acusado fueran "más allá del hecho de compartir" y que el hecho de añadir "quien la hace, la paga" no tiene suficiente peso para considerarse una amenaza.
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