La aparición de la vacuna rusa
#SputnikV en el horizonte sanitario global propició una inmediata campaña de descrédito con evidentes tintes geopolíticos, que ahora se ve forzada a remitir. Si bien tenía cierta lógica mostrar cierta extrañeza, e incluso inquietud, ante el anuncio temprano de una vacuna pocos meses después del estallido de la pandemia, también era posible informarse mínimamente sobre las causas estructurales de esa rapidez, en lugar de lanzarse a ciegas a condenarla sin juicio previo.