El aficionado se ha ido distanciando, de una manera quizás excesiva, respecto al toreo que hoy se hace. Es un proceso que se inició en los años 70 y que fue propiciado, sobre todo, por algunos revisteros y por un sector minoritario de abonados de la plaza de las Ventas. Provocado, en parte, por ellos, el toro experimentó un drástico aumento en tamaño y edad. El toro que se empezó a lidiar en esos años (y aún hoy día), es un toro de gran tamaño, alzada, peso y pitones y, además, es un toro de mucha edad, un toro muy viejo.