Las fronteras políticas se fijan, partiendo en dos el territorio de la antigua vasconia. Sin embargo, dos especies desafían estos límites administrativos: los contrabandistas vascos y los Betizus (behi = vaca, izua = salvaje) . La apertura del mercado europeo acaba con los primeros, pero los otros resisten: en total libertad y en peligro por la vertiente francesa, más controlados y protegidos en España.