La primera reseña —al menos que sepa— de este libro está escrita por mí que soy el autor de la obra. Vaya falta de modestia y seguro que se pone un 10, puede pensarse. Bueno, veo completamente lógica esa reflexión y más en el mundo competitivo en el que vivimos, pero seré sincero: en verdad soy bastante duro conmigo mismo y no está mal —por otro lado— que aprendamos a valorarnos sinceramente. Tal vez lo sabemos hacer mejor de lo que se nos dice. Recuerdo como en una asígnatura de ética en el instituto un profesor nos dejó ponernos las notas al final del trimestre. Decía que con esa libertad, en pocas ocasiones los alumnos se ponían notas que no les correspondían. Y vimos que tenía razón.
Comencemos por el principio, ¿por qué escribir este libro? Bueno, en gran medida debido a que se enmarca en una filosofía en la que creo, a través de ser, fundamentalmente oyente (radio-podcast) y lector: la de “aprender a desaprender”. Casi todo lo que elaboro, desde artículos a audios, pasando por vídeos, tiene ese lema en el fondo. La sociedad, la educación e incluso la biología nos llevan a pensar determinadas cosas como ciertas, por diversos motivos, sin serlo. Es algo que desde luego puede tener ramificaciones políticas, pero no me voy a detener más en ello por no extenderme demasiado. El rol, desde luego es uno de esos temas en los que conviene desechar ideas preconcebidas: “no se puede ganar”, “no tiene reglas”, “desapareció” o, quizás lo peor, “es peligroso”, son adjetivos que muy posiblemente hayan oído vinculados a él.
Bueno, en relación a esto se dió la circunstancia de que hace un par de años abrimos la página Podcaliptus Bonbon, en la que hemos ido exponiendo —entre otras cosas— artículos sobre determinados temas culturales. El rol uno de ellos. Y la verdad es que un buen puñado de esos textos (y no solo míos) han gustado bastante, contabilizando miles de visitas, haciendo portada en agregadores de noticias como Meneame, así como apareciendo referencias a ellos en medios de prensa de diferentes puntos de España o incluso en la Wikipedia. Ha sido en algunos casos emocionante, desde luego, y a raíz de ello viendo —por otro lado— que no había un libro de historia del rol, como tal, publicado en España, pensé en que tal vez sería interesante escribirlo.
De lo primero que viene a la mente entonces es buscar una editorial, de modo que me vino a la cabeza Dolmen. Yo ya poseía libros publicados por ellos, alguno que me gustaba especialmente, nuestro subteniente Gutiérrez conocía bien su trabajo habiendo entrevistado a su fundador y por las temáticas que abordaban, como los videojuegos, pensé que les podría interesar. De este modo les escribí a su correo electrónico de contacto, les mandé un par de artículos que podrían encajar en mi opinión en una posible obra larga, les explicité las condiciones bajo las que publicaría y… A esperar.
Recuerdo la primera noche. Creí que ni contestarían. Ahí estaba yo pensando en que se iban a reír y en que dado el caso, probaría con otra compañía, muy pequeña, que tenía en mente y si con ninguna de ambas había acuerdo o no existía interés subiría todo a la Red y fin. Pero no. Dati, a partir de entonces contacto conmigo en Dolmen y siempre muy amable, me pidió que transformara esos textos en formato capítulo, les diera determinada edición y me pedía algo más de información sobre lo que les pedía: básicamente que el libro pudiera acogerse a una licencia Creative Commons, en la que creo enormemente, y que todas las notas al pie así como fuentes que citara en el texto se dejaran tal cual.
Y dijeron que sí, así que agradecimiento por partida doble: por creer en el texto y asumir peticiones, sobre todo la de la licencia, que no son tan habituales. Me detengo un momento aquí. Con Creative Commons, el libro se puede poner en Internet sin ningún problema solo atribuyendo la autoría. No hace falta alojarlo en servidores situados en algún paraiso fiscal, o descargarlo de páginas en los que hay que esquivar anuncios turbios y en ocasiones malware. Nada de eso, de hecho gran parte del libro está en Podcaliptus y si alguno quiere el PDF sin necesidad de escanearlo, se lo mando yo gratis. Hasta ese punto puede ser gratuito y la editorial dijo sí. Es verdad que yo les ofrecí no ampliar la licencia al formato EPUB (libro electrónico), pues entiendo que si se saca en él será con cierta inversión, de modo que me apetece que Dolmen, si alguien lo quiere en ese formato concreto, pueda cobrar algo de ese modo. A ver, las cosas ya sabemos como son, el EPUB también aparecerá por ahí, aunque es muy posible que sea en webs, como decía, bastante reguleras. Pero ya véis lo fácil que es leer el libro gratis de forma completa y editado, sin riesgos. Y todo son gustos, pero a mi me gusta bastante leer en PDF en el ordenata, tablet o incluso en el móvil: el diseño creo que luce mejor que con el libro electrónico. También soy sincero en la motivación fundamental de esto: me parece perfecto que quien no quiera pagar por el libro, porque no puede o porque no le interesa lo suficiente, no lo haga. Soy en gran medida un anarquista pobre, pero es que pienso que una de las cosas que podemos desaprender es la idea del sistema de que el dinero es lo más valioso.
Hablando de ideas. Voy a exponer concisamente las que aparecen en el libro, que creo quedan bien reflejadas y es por tanto uno de los elementos con los que más contento estoy, junto con el excelente trabajo de diseño y maquetación que ha realizado David Saavedra (@DS_flipation):
—El rol no es solo un entretenimiento: es una forma de expresión artística, por tanto Arte, tan merecedor de esa definición como otros ámbitos, aunque tengan más popularidad, por ejemplo el cine o la literatura. Tiene elementos particulares derivados de una fusión entre espectador y protagonista, sin que esto sea una excepción, lo cual hace que la narración que surja de ella tenga características propias.
—Algunos de los elementos señalados tradicionalmente respecto al rol son erróneos: Por ejemplo no es cierto que “no se puede ganar”. Se gana mucho, aunque más que en el sentido competitivo del término, en lo referido a una simbiosis creativa entre los participantes contando entre todos una historia (que puede llegar a ser muy satisfactoria) en la que los jugadores han decidido las acciones de sus personajes. Tampoco es peligroso, pero profundizo más sobre esto en el siguiente punto.
—Al ser una forma de arte, sirve para comprender mejor nuestra sociedad: sus miedos, sus motivaciones, sus formas de control. Nació con D&D en 1974 y fue una vanguardia. En gran medida sus creadores o quienes participaban de él eran personas creativas y alternativas. En esas circunstancias el sistema se pone en alerta: ¿son una amenaza al orden establecido? Y de hecho éste puede atacar a las expresiones que se salen de lo normativo, por ejemplo creando hacia ellas un clima de sospecha o desconfianza, lo cual puede derivar en serios problemas. Por ejemplo demonizando a la comunidad o acusándola falsamente incluso de propiciar crímenes. Pasó en España con el (mal, muy mal) llamado “crimen del rol”, pero también en muchos otros países incluyendo los Estados Unidos, por ejemplo con un triste suicidio —entre otros casos— del que se responsabilizó, sin fundamento, al rol. Y podemos aprender más cosas, como que por ejemplo, nuestro modelo económico pasa de atacar a fagocitar, aprovechando el camino para mercantilizar. Si antes era “peligroso” el rol, ahora poco menos que hay que avergonzarse si nunca se ha jugado. Y no te olvides de comprar: series que te lo recuerdan, merchandising por doquier y mil cosas más. Lo digo en el libro: antes el Punk era un horror y ahora es una camiseta de los Ramones que regalarle a alguien que nunca ha escuchado al grupo. Lo cual puede estar bien e incluso ser bonito, pero no está de más ser consciente de ello. Hay más cosas referidas a nuestra sociedad en “Jugando con Dragones”, fundamentalmente hasta el cambio de milenio por ser el marco de análisis (¿cómo vivíamos desde los años 70 a los 2000?), pero ésta posiblemente sea una de las más importantes entre las expuestas.
—El rol, como Arte, tiene una buena retroalimentación con otras manifestaciones culturales. Mucha gente se aproximó a la obra de Tolkien gracias al primer juego de “El señor de los anillos” o a Lovecraft gracias a “La llamada de Cthulhu”. Esto sirve para salvar la condescendencia con la que a veces se habla de ciertos entretenimientos, calificándolos de frívolos o una pérdida de tiempo. Más allá de que “pasarlo bien” ya es algo importante, mucho de hecho, además estos productos pueden tener detrás más en el aspecto de Historia de la cultura, aunque sea en forma de arquetipo, de lo que pueda parecer a priori.
Podría extraer otras conclusiones de lo referido en el texto, pero creo como digo que esto podría ser lo fundamental. Pienso que en gran medida se refleja. Por eso, como comentaba junto a la edición, estoy contento y creo que el libro merece la pena. También está escrito con humor, porque es mi estilo hacerlo así y me parece que es mejor hablar de lo serio de manera amena, pero ahí no me meto: el tema de las risas es muy subjetivo. Hay a quien la forma le parecerá muy divertida o mayormente, a quien poco y a quien nada, imagino. Así que no digo más.
Bueno, toca repasar los puntos débiles, lo que evidentemente puede ser más complicado y doloroso para un autor. No buscaré excusas, yo soy el escritor, míos son los errores. Los resumiría en dos, que verdaderamente no creo que echen de menos el conjunto, pero que ahí están. En primer lugar, como comentaba, el libro nace como varios artículos sobre rol que, aunque resultaron atractivos para bastante gente tal vez podría haber cohexionado mejor entre sí en algunos momentos. Pienso que en ciertas partes puede percibirse la obra como un tanto deslabazada: ahora hablo de algunos títulos, por allá andan las Magic, hay otro capítulo dedicado a videojuegos, ya me entendéis aunque haya tratado de seguir una ordenación coherente. En ese sentido opino que , aunque la primera parte está en su conjunto bastante bien para cada bloque, se entiende y es disfrutable, la segunda mitad de la obra está mucho mejor entrelazada, percibiéndose más la relación de cada capítulo con el todo para llegar a las conclusiones señaladas. No obstante todo esto puede ser más o menos opinable y tanto en conclusiones como introducción se presenta —me parece obligatorio— un marco general que sirva de orientación.
En segundo lugar están la equivocaciones en algún dato. Una vez impreso el libro solo he percibido un fallo como tal en ese sentido y un comentario incorrecto por una referencia erronea, pero como el libro llega con voluntad de ensayo (aunque sea tratando de serlo divertido y ameno), esto me resulta especialmente doloroso. Es verdad que son un par de cuestiones entre centenares y que no se referencian para apoyar ninguna cuestión clave, más bien de pasada, pero aún así ahí están. Si se da el caso de otras reimpresiones o ediciones, sará corregido, desde luego, y este artículo queda como reseña pero que me gustaría que “abierta”, por si alguien quiere mencionar algo más.
Por un lado, la primera traducción de Dungeons & Dragons no es de Joaquim Pla (en el libro digo “es su traducción”) sino de Olga Montero (con supervisión de Alejandro Zarzalejos) y, por otro lado, hago una observación respecto a la editorial Zinco, diciendo que antes de los 90 había tenido “creativas” traducciones, porque estaba pensando en una colección (Poker de Ases) que no era de esta editorial sino de Bruguera. Ambos datos los conocía en el momento de las correcciones del libro, pero aún así habiéndo leído este un millón de veces no me di cuenta y acabaron en la edición final. Aprovecho este texto para disculparme.
Dicho todo lo anterior voy a ir concluyendo. ¿Qué nota le doy a “Jugando con Dragones”? Si yo no fuera el autor, lo comprara (muy posible, porque el tema me interesa, je, je) y tuviera que valorarlo, estaría en torno al 8,5, así que con eso lo dejo, nota para unos será menor y para otros posiblemente mayor, pero esta es la mía. Pienso que se percibe el amor al rol, pero que además éste queda bien reflejado como una forma de arte, cómo se ha relacionado con la sociedad y con el resto de manifestaciones artísticas, pudiéndose ver en él reflejos de arquetipos presentes desde siempre, añadiéndose además el análisis y la relevancia de algunas obras destacadas. Además sumaría el humor, que —claro— a mí me gusta (aunque, como señalo, en esto es imposible que pueda ser objetivo). Y añadiendo algo de lo que también estoy muy satisfecho: ha habido personas que han tenido a bien ser entrevistadas para el libro, desde más conocidas (como Albert Monteys —quien tuvo un importante papel en Joc— o Ferhergon —responsable de viedeojuegos de rol en Micromanía—) a gente que fue fundamentalmente jugadora y que en definitiva fue la que asentó el Rol. Todos ellos cuentan cosas muy interesantes.
Me duele que, pese a estar orgulloso de poderlo recomendar, no sea un libro absolutamente redondo por lo comentado, aunque tal vez tenga más vida posteriormente y eso se pueda resolver. Veremos. No obstante de lo que verdaderamente estoy satisfecho es de que no siento que les esté estafando: los mensajes que encontrarán son sinceros, creo en ellos y pienso que hay suficiente información como para sustentarlos o —al menos— para debatir acerca de ellos. Además como ya saben, es fácil leerlo gratis. Si esa es su elección, por mí perfecto. Parafraseando con ligeros cambios a un churrero gaditano que conocí hace décadas y que era el epítome de la Filosofía: “yo lo que quiero es que la gente lea”. Así como —sólo me atrevería a añadir— que vea al rol como algo bonito con lo que se puede jugar, aprender (también de nosotros como especie) y contar fascinantes historias.