Se merece (a parte de pagar su padre por los daños causados) una ráfaga de collejas en ese momento e ir obligando a poner cada cosa en su sitio, pasillo a pasillo.
Ante el menor titubeo o producto mal colocado, pescozón...y así hasta que se le baje los humos.
Ante el menor titubeo o producto mal colocado, pescozón...y así hasta que se le baje los humos.
Te compensaría con la segunda parte: una vinoteca que la tocó sufrir también, ya que se abrió el suelo y se tragó el mostrador.