Quizá no puse
el empeño necesario,
o se trate solo de que tuve mala suerte.
No lo sé.
La sensación,
en cualquier caso,
es la misma:
esos momentos
que valen por una vida
yo no los encuentro por ninguna parte.
Me queda el consuelo
de que mi memoria
no es ya, ni de lejos, la que fue.
Karmelo C. Iribarren