En este enredado y complejo Oriente Próximo, pensar en clave de las supuestas oposiciones binarias, de buenos-malos, y de chiítas-sunitas o musulmanes-no musulmanes no sirve: el presidente de Egipto, Al Sisi, por ejemplo, que manda matar a los Hermanos Musulmanes pertenecientes a la misma hermandad sunita. Además, aquí las alianzas cambian a velocidad de luz, destrozando ideas fijas y cualquier posibilidad de hacer un pronóstico medianamente certero