Cuando Pepe dijo a su madre que se había comprado un coche fúnebre para usarlo como coche personal su respuesta fue: “Hijo, eres imbécil y siempre lo has sido, pero dentro de unos límites. Con esto has ido más allá de esos límites y no sabemos si algún día volverás”. Cinco años después, su madre le dice que ese es “el coche de la familia, el cochito”, y que ni se le ocurra deshacerse de él.
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