Matthias Hummels, de 59 años, había encargado unos bonitos pendientes valorados en 1500 euros en una de sus joyerías de confianza, pero ahora le preocupa que Corinna le vea como un auténtico tacaño si se los regala. “Yo ahora no puedo irle con unos pendientes porque me los tirará a la cara”, lamenta. “No es fácil saber qué regalarle porque ya tiene literalmente de todo”, dice.
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