El monte Fanjing, en la cordillera de Wuling, en el suroeste de China, alberga una de las vistas más sobrenaturales del planeta: dos pequeños templos construidos sobre una aguja de roca partida, conectados por un puente arqueado, con vistas a un impresionante paraíso natural. Su historia se remonta a hace más de 500 años durante la dinastía Ming. El cómo los monjes pudieron llevar los materiales hasta lo alto de la aguja de roca sin tecnologías modernas es un misterio. Para alcanzar el templo se debe subir por una escalera de 8.000 peldaños.
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