No, no se trata de encerrarse en una celda a ayunar, machacarse con un cilicio y recitar letanías durante horas y horas. No, no es eso, coño. No, no se trata de hacer Mindfulness poniendo atención plena a cada paso que uno da, a cada respiración y a cada truño que uno exonera (y sí, yo también he hecho un jodido cursillo de Mindfulness, de los de a 250 leuros de real de vellón).
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