Un hombre se adentra en un bar de lo más lúgubre, se coloca frente al camarero y le pide "una Mirinda bien fría". Una vez que el camarero intenta cobrarle la bebida, comienzan los problemas, ya que el cliente se intenta excusar en que el camarero no le había advertido que se la cobraría, iniciándose una serie de asesinatos que irán acumulando cadáveres en el local, mientras que los clientes rutinarios pasan por delante sin darse cuenta de que se trata de cuerpos sin vida.