Siempre he tenido esa imagen de ese bombero amable ayudando a bajar el gato del niño de un árbol. Pero mi descontento y el motivo de esta carta es para explicarle el cómo nosotros, ciudadanos que por suerte no hemos tenido que llamar nunca a un policía o bombero, que pagamos todo lo que se nos exige al día, y con esto quiero decir que soy uno de tantos que intentar vivir feliz con mi familia, me encuentro con mis hijos, en un parque, mirando hacia arriba del árbol, tras realizar multiples llamadas, con la impotencia de no poder bajar al gato.