El mimo francés Jean-Pierre Cacérès ofrece su visión cómica del comunismo en sala Espacio Inestable de Valencia. Durante el régimen soviético, la chanza podía ser motivo de purga. En los tiempos estalinistas, el gracioso de turno se arriesgaba al ingreso a prisión o, en último extremo, al traslado a un campo de trabajo forzoso. Un artículo del código penal de la URSS llegó incluso a castigar los chistes por considerarlos propaganda antisoviética.
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