Es hora de reformar el sistema educativo de arriba a abajo, de verdad, sin medias tintas, pero así del todo y a lo bestia. El problema actual de la educación es alarmante. Tendremos generaciones de trabajadores que no saben hacer la O con un canuto, y una economía que sólo podrá aspirar a competir con chiringuitos de playa y ladrillo. Dado que estos empleos y empleados son los que deberán pagar las pensiones de los trabajadores activos ahora mismo, que sean incapaces de producir nada relevante debería preocuparnos.
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