Otra vez estaba muerto. Como en octavos, como en cuartos. Y otra vez resucitó. Esta vez fue en semifinales y la víctima, el Manchester City, que acariciaba con las dos manos la final de la Champions League. Ganaban los ingleses 0-1 en el minuto 89’ y el Real Madrid soñaba con lo imposible. Los de Carlo Ancelotti no habían rematado casi entre palos y necesitaban dos goles para forzar la prórroga. Pero en el Santiago Bernabéu ocurren cosas paranormales en las noches de Champions. «Estábamos muertos y pasó lo que pasó», fue el resumen de Rodrygo,
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