La pesada digestión de la marginalidad: los nietos del jornal por el pan, los hijos de las barracas, los realojados de vivienda social. Pongamos que hablamos de Madrid, como podríamos hacerlo de Barcelona. El Coleta, un rapero macarra de Moratalaz, guía al espectador por los arcenes de la transición, donde se acumulan los desechos humanos. Los cachorros de la emigración interna han pegado el estirón y lucen sus colmillos de perros callejeros.
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