El pasado martes, como todos los días, un humo blanco se elevaba desde la chimenea de la planta incineradora de residuos de Olching, a 20 kilómetros escasos de la ciudad de Munich. Pero en esta ocasión, el humo era muy distinto a lo normal. Y es que el Departamento de Aduanas alemán estaba quemando en esas instalaciones 550 kilogramos de marihuana, el equivalente a alrededor de 2 millones de porros, para generar calefacción y electricidad para los habitantes de la ciudad.
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