Uno de los mitos urbanos recurrentes es aquel en el cual una mujer congela en su hogar semen de su marido, para utilizarlo en caso de "emergencia"; es decir... en caso de que el tipo llegase a faltar y ella quisiera tener un hijo de su pareja. Entonces decide almacenar una reserva en su nevera, congelado junto a las carnes, esperando al momento oportuno para fecundarse con el mismo.
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