La mentira parece campar a sus anchas desde que el mundo es mundo. Molière lo sabía. Quizá por ello uno de sus personajes más universales, el avieso Tartufo, se ha convertido en arquetipo. Un falso devoto que busca quedarse con la fortuna del pánfilo Orgón y que, siglos mediante, sigue mutando con otros ropajes. Porque Tartufos hay muchos, están por todas partes, es una cuestión de escrúpulos. El actor Pepe Viyuela lo sabe bien, por eso lo trae al presente en su nueva función en el Teatro Reina Victoria bajo la batuta de Ernesto Caballero.
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