Tal día como hoy de 1911 se producía uno de los robos más descabellados de la historia. Vicenzo Peruggia, trabajador del museo del Louvre, entraba por la puerta de servicio a las 7 de la mañana como cada día. Se dirigió a la sala donde se encuentra La Gioconda y, cuando esta estuvo desierta, se acercó al cuadro, lo descolgó y se lo llevó. En una escalera cercana, separó el lienzo del marco, lo cubrió con su bata blanca y salió por la misma puerta por la que había entrado. Lo llamaron el robo del siglo XX.
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