El llamado colesterol bueno no era más que el colesterol malo disfrazado. Esta es la conclusión a la que han llegado varios nutricionistas ingleses tras descubrir que los supuestos beneficios para el organismo de las lipoproteínas de alta densidad -entre ellas, transportar el exceso de colesterol al hígado para que pueda ser excretado- desaparecen a los pocos minutos “y cuando nadie está mirando”.
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