Andrew Dillin y Céline Riera, que son los principales autores del documento recién publicado en la revista Cell Metabolism querían averiguar cómo influye en sentido del olfato en la acumulación de grasas. Para ello, utilizaron terapia genética con el fin de anular las terminaciones nerviosas de un grupo de ratones, privándoles del sentido del olfato durante tres semanas. Después, les dieron de comer una dieta rica en grasas. Junto a ellos había un grupo de control formado por ratones con el sentido del olfato intacto.
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