Lo que el texto de la servilleta retrata es solo un juego ilusorio en el que el cliente, esgrimiendo una alta conciencia ecológica (porque, ¿quién discutiría el ecologismo a estas alturas? ¿Quién pondría en duda su bondad?) puede de primera mano abroncar al empleado que se excede en el número de servilletas que utiliza al disponer un servicio. La relación parece muy directa, lógica e incluso deseable para engrasar a diario la maquinaria que pone en funcionamiento el mundo en el que vivimos: un jefe, visionario, ecologista, que se hace cargo de
|
etiquetas: economía , empleo