En mi trigésimo cumpleaños, mi mujer me dejó. Se llevó toda la vajilla, la decoración, las fotos el mobiliario… Me dejó solo en un apartamento vacío y blanco. Lo único que no se llevó fue mi bullterrier, al que le había puesto el nombre de su diseñador favorito de calzado: Jimmy Choo. Con Jimmy como única compañía, encontré inspiración en mis paredes blancas y en mi mejor amigo, así que empecé a hacer fotos de Jimmy mientras trotaba y retozaba contento por la casa.
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