En 2015 Jill Magid hizo exhumar los restos del único arquitecto mexicano que ganó el premio Pritzker, de los que tomó un cuarto para convertirlos en una piedra preciosa. Engastada en un anillo, se la ofreció a la coleccionista Federica Zanco, quien posee hoy el archivo profesional de Barragán. ¿Por qué se ha vuelto una joya de la discordia?
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