Lenormand se fijó en la actuación de un funambulista tailandés que utilizaba una sombrilla para ayudarse a mantener el equilibrio sobre el cable. Consecuentemente, fabricó un parachute con ese aspecto: un mango, unas varillas y la tela, con un diámetro de algo más de metro y medio. Aplicando sus conocimientos de física, calculó el peso necesario para probar a mayor altura y al mes siguiente realizó una nueva prueba, esta vez con animales, a los que lanzó desde lo alto de la torre del observatorio de Montpellier.
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