"Hashtag 1", como ya se conoce a la nueva institución carcelaria, tendrá cabida para más de diez mil reclusos tuiteros distribuidos en varios pabellones, según la peligrosidad de los tuits cometidos. “No quiero mezclar a los terroristas de los emoticonos con los saboteadores especialistas en adjetivos”, ha precisado el propio ministro del Interior
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