Uno de los principales atractivos del videojuego es que ofrece la opción de jugarlo en “modo Kurosawa”. Si el jugador escoge jugarlo de esta manera, se encontrará con gráficos en blanco y negro que son hiponóticos y, para hacer aún más acertado el ambiente, los diálogos están en japonés. Todos estos elementos evocan películas clásicas de Kurosawa como Los siete samuráis (1954), Trono de sangre (1957; la adaptación que hizo Kurosawa de Macbeth de Shakespaeare) y Yojimbo (1961).
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