Si quieren la receta del éxito, apunten. Primero son escaldadas en champán francés. Luego, se fríen hasta tres veces en grasa pura de ganso. Después, se sazonan y se adornan con láminas de queso pecorino. Toques de trufa negra le dan aroma al plato. Y, para terminar, se espolvorea una pizca de oro comestible de 23 quilates.
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