El lacrimógeno Marco. Las canciones de Espinete. Los monstruos gigantes japoneses. En un tiempo en el que la programación infantil era un contraste de de emociones, una serie decidió divulgar el interior del cuerpo humano y puso el entretenimiento televisivo al servicio de la educación.Así nació Érase una vez… la vida, comprometida con su tiempo y las nuevas generaciones. Más que unos dibujos animados, un viaje por el interior del cuerpo humano gracias a unos personajes de tebeo que lograban convertir lo complejo en sencillo y divertido.
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