El empresario Pablo Fernández Bravo, dueño de una constructora de Barcelona, ha sabido hoy que ya no es necesario pagar a Jordi Pujol el 3% del presupuesto de las obras que le encargan a su compañía. Aunque sabía que Pujol ya no es presidente de la Generalitat, este directivo daba por hecho que «el sistema no había cambiado» y aún sigue sin atreverse a dejar de pagar por temor a posibles represalias.
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