Hay una España que está cambiando. Bueno, o más bien dos. Porque hay una zona del país en la que cada vez menos gente se saca el carnet de conducir, hay un menor censo de conductores y en la que cada vez hay menos coches. Y luego, hay otra en la que ocurre todo lo que contrario. En provincias como Madrid, Barcelona o Valencia, la tenencia de coche y conducir están empezando a perder peso en detrimento del transporte público. Mientras, urbes más pequeñas como Zamora, Cuenca o Lugo tienen entre sus calles cada vez más conductores.
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