Muchas se quejaban de dolencias como la fatiga, dolores de espalda por la nueva posición en los puestos de trabajo e incluso hemorragias. ¿Qué ocurrió? Que algunos médicos, todos hombres de las compañías, se pusieron de acuerdo en el diagnóstico de tales dolencias. No eran las largas jornadas de trabajo, tampoco el ritmo de producción o las condiciones de las fábricas. La razón de que las mujeres estuvieran fatigadas era la masturbación femenina. Tal cual.
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