La víctima –de 66 años- dijo a la policía que conoció a la sospechosa en el bar de su hotel, poco después ella se ofreció a hacerle un “masaje privado” a lo que él aceptó. Ya en pleno movimiento de carnes, la chica le pidió al longevo señor quitarse su relojito, para darle masaje a los brazos… después de algunos minutos se dio cuenta que el Rolex ya no estaba a la vista.
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