El humor, cuando es bueno, es la otra cara del terror. Es imposible el uno sin el otro. Por eso, las situaciones más terroríficas muchas veces nos producen risa. (Juan José Millás) Cocinar una buena comedia de terror es todo un arte que exige oficio y mesura; cualquier vaivén puede desparramar el trabajo de meses y los desequilibrios suelen producir acidez (miren, si no, el fenómeno de Cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984) y de Gremlins (Joe Dante, 1984), llevamos décadas sin ponernos de acuerdo en qué son exactamente.
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