Si se acuerdan de Popeye el marino, seguramente hay tres cosas que le vienen a la mente: la pipa, su amor por las espinacas y los tremendos brazos que le salían cuando se las tomaba. El brazo musculado de este dibujo animado que entretuvo a muchas generaciones con sus aventuras para rescatar a Olivia de su ultra enemigo Brutus derivó incluso en un término médico: el "signo Popeye". Lejos de ser un súper poder que nos otorga una fuerza extraordinaria se trata de lo contrario: una deformación que nos resta potencia muscular.
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