No hay peor amenaza para la raza humana que un invento tecnológico que se propaga más rápido que el sentido común. Le pasó a la dinamita, que solo tendría que haberse usado en la industria minera y no para matar humanos, y le ha pasado a la impresora 3D, que más de un lunático ha utilizado para diseñar un arma que cualquiera puede fabricar en su casa.
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