Resulta que todos los humanos –que en principio somos tricromáticos– tenemos la visión de los colores ligeramente diferente; algunos alterada y muy diferente porque reciben en los conos del ojo la información de la luz pero la transmiten alterada (daltonismo) o como algunas mujeres, que al ser tetracrómicas distinguen un 12% más de tonos de color que los hombres. Pero además de eso hay diferencias culturales e idiomáticas entre gentes de uno u otros lugares.
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