¿Por qué a los dictadores, sátrapas y presidentes vitalicios les da por poner su rostro en sellos de correos y billetes de banco, lucir uniformes ridículamente fastuosos o por erigirse estatuas de oro? ¿Cómo pueden defender esos excesos si sus pueblos pasan por múltiples penurias? Por otro lado, ¿Cuando escuchas a Wagner más de media hora, te entran ganas de invadir Polonia? Estás de suerte. Si eres un potencial líder autoritario, te revelamos los secretos para crear un culto a la personalidad para ti mismo.
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