Los españoles tenemos muy a gala aquello de que “como en España no se come en ningún sitio”, frase chauvinista que es perfectamente extrapolable a Uganda o a las Islas Fiji. Desde luego, no es fácil encontrar en otros lares sesos de cordero servidos en su propio cráneo, un plato como de peli de Indiana Jones que uno puede degustar en La Rioja. O la indigesta sopa de ajo “escupitiñá”, en la que el cocinero mastica el pan hasta que está bien empapado con saliva y lo escupe al plato, un manjar con el que agasajan a los viajeros en Lugo.
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