A mediados del siglo XX, Villa Epecuén era un importante polo turístico para aprovechar sus aguas termales y salinas. Sin embargo, la crecida de un lago cercano en 1985 obligó a su evacuación. Con el paso de los años, el agua se fue retirando, pero todavía queda una parte bajo el agua, así que puedes visitar sus ruinas en superficie e imaginarte lo que no puedes ver. Paseándose entre muros derrumbados y antiguos hoteles vacíos y devastados, uno tendría la impresión de que hubo una explosión atómica a pocas horas de la capital argentina.
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