La razón es sencilla: lo de que «las pirañas son capaces de comerse a una persona viva en cuestión de segundos o minutos» es una leyenda urbana como tantas otras. Se atribuye al presidente estadounidense Roosevelt hacia 1914. El caso es que al parecer las pirañas son peces bastante tranquilos, no tanto como para decir «veganos» pero sí omnívoros; muchas especies se alimentan sólo de insectos y plantas acuáticas. Tan solo algunas variedades son carnívoras, pero comen básicamente otros animales de su tamaño.
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