A veces la vida salvaje se adentra en la ciudad, y aunque tenemos costumbre de ver patos, siluros, e incluso algún jabalí en Zaragoza, hasta ahora no habíamos visto a un castor a plena luz del día, y menos aún en pleno corazón de la ciudad, en la orilla del Balcón de San Lázaro junto al Puente de Piedra. No sabemos si ha llegado a Zaragoza arrastrado por la crecida del Ebro o ya vivía en su entorno...
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