Sesos, sangre, riñones, patas o lengua. No es cine gore. Es casquería. La amas o la odias. Provoca reacciones tan extremas como la pizza con piña, la tortilla de patatas con cebolla o Pablo Motos. Nos guste o no, forma parte de nuestra historia. La alta cocina la ha recuperado y ha hecho que vuelva a brillar.
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