“Estaba allí, exhausto; no podía ni siquiera buscar comida. Le alimenté con cinco cangrejos diarios durante diez días y se puso mejor”. Desde ese momento, ambos parecen tener una relación de amistad. “Diría que nos entendemos. No es que podamos hablar, sucede de forma natural”, recalca. Y ahí surgió la ‘amistad’. Hiroyuki se encuentra con Yoriko periódicamente en la bahía de Tateyama, en la zona este de Japón. El submarinista japonés juega con el pez y mantiene con el una estrecha relación de amistad.
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